domingo, 6 de junio de 2010

Ya no creo en sirenas.


“Porque ya no echo de menos aquellos brillos rojizos, porque ya no extraño aquellos puntos de luz en la penumbra, ya no lloro ni rio recordando nada, no siento, no sufro, no me lastimo.”

En la oscura noche de la mar mas revuelta mi navío pierde tu faro, y me da igual, las olas golpean su coraza y borran tu nombre de su pecho con indiferencia.
Me hundo en el abismo de sabor a sal, es así como se olvida, lentamente hacia abajo, solo queda en el fondo el lodo que me espera y arriba tu luz parece buscarme, siempre parece buscarme, pero estoy cansado de ir a la deriva deseando que me atraigas a tu playa. Ahora sé que no será tu luz ni tu playa nunca más.
Me hundo, empapada mi ropa de marinerito alegre y mi alma de hombre empapada también en tristezas, me arrastran con el peso de tan aciago lastre al fango que se nutre de quebrantos.

De mis ojos dos gotitas
de agua salada van
a mezclarse con la nada
a besarse con la mar.

3 comentarios:

  1. Bonita descripción de la decepción amorosa.Triste es sentirse identificado al leerlo.

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  2. Precioso, simplemente genial. ¿Podría ocurrir que todo el agua de los océanos y mares se haya reunido por el simple hecho de millones de desamores en los que cada enamorado hubiera dejado escapar de su interior un par de lágrimas?

    Espero que todo te vaya bien por Zaragoza, la ópera,... Hay ganas de que vuelvas por aquí y poder echar una buena conversación.

    Cada día más convencido de que nuestra forma de pensar es similar. Un abrazo amigo!

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  3. No me parece decepción... sigo leyendo todo lo que escribes por aquí, espero que nos veamos muy pronto. Un besazo
    Lara

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