domingo, 26 de diciembre de 2010

El hombre que dejó de amar

Había llorado tanto aquel hombre, había sentido tanto cada perdida, cada derrota que ya no se atrevía a dar ningún paso, ya no hablaba, tenía miedo de decir algo que comprometiese su alma, su corazón, sus acciones, sus pensamientos, tenía miedo a volver a llorar hasta temblar, morderse los labios de rabia hasta sangrar y cerrar los puños hasta herirse las palmas.

Tenía sueños, claro que tenia sueños, no es por alardear de historia pero este hombre tenía sueños que otros soñaban con tener; y del dolor y la tragedia todos rotos, fusilados en paredones manchados de las luminosa sangre, ahora seca, de la ilusión.

Cuánto amó, como nadie, y aun podía, pero ya no le quedaban ganas en su corazón mal pagado por seguir latiendo. Era una sombra de su dulzura lo que a veces se dejaba ver en aquella media sonrisa que a veces se le escapaba, pues se había prohibido volver a reír a carcajadas como si nada importara, ahora todo importaba y el plomizo peso de la tristeza marcaba cien de cada cincuenta veces su gesto, su paso.

Veía la belleza a su alrededor, la entendía como nadie, la apreciaba toda, de la mas efímera y diminuta a la mas colosal y atemporal, diríase que la belleza en su potencia máxima, era solo vislumbrada por sus ojos y entendida solo por su alma. Pero ya no la tocaba, ya no la hacía suya, no acariciaría nunca más sus suaves curvas, su sinuoso volumen nunca más lo atrajo contra su pecho
-aléjate, no te acerques a mi- gritaba todas las noches en terribles pesadillas.

Se culpaba de su perdida, decía que la marchitaba, tantas veces la perdió que se había vuelto loco.

Y por eso este hombre ya no amaba.

viernes, 24 de diciembre de 2010

All in

Hoy he visto caras conocidas en rostros desconocidos. Hoy he visto el mundo que ahora que se acaba empiezo a amar. Lo he visto en otro al que cada día soy más indiferente.

Volver al principio de todo esto, regresar, con lo que se ahora, al comienzo, y hacer una travesía perfecta, sin equivocaciones, imposible.

Hay cosas en mi pasado que han marcado el cómo soy ahora, parece una frase hecha, pero como todas ellas cargada de una realidad que ahora si entiendo como mía. Sé exactamente qué cosas son, que experiencias, que giros; se lo que me hizo ser más débil ahora, pero no lo cambiaria. Hay segundas oportunidades para vencer miedos, al menos por ahora.

No puedo, tampoco debo y por supuesto no quiero tener una vida exenta de errores.
Quiero seguir jugando a intentar ser afortunado y aun cuando las cartas están marcadas y la casa siempre gana, seguir apostando igual de fuerte, sin doblegarme por el fracaso, sin dudar jamás del valor de la mano que me toco jugar.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Reflexión temporal.


Para hacer tiempo dijiste que hablo contigo,
para hacer tiempo esperando a los amigos.
Pues sepa usted señorita; hacer tiempo nunca he sabido.
¿Escribir entonces esto será dichoso tiempo perdido?

Son arenas muy finas para estas manos de hombre,
entre los dedos te me escapas sin poder retenerte.
Quisiera guardarlas en tarros que su finura no quiebre
no tengo más que dos manos, y entre los dedos te viertes.

Tiempo al tiempo dicen y al mal tiempo buena cara
Y si al cruzarnos nos las vemos ¿el tiempo entonces se para?
Dichoso tiempo que mide un reloj que tengo aquí dentro
Sin darle cuerda no para, dicen, hasta que uno no está muerto.

No hago tiempo contigo, ojala asi fuera, enterada,
es el tiempo un límite impuesto por mentes privilegiadas
pues si no fuera irrepetible
soñaríamos que no vale nada.