martes, 22 de octubre de 2013

El banco

Él la esperó, sentado en aquel banco, hasta que el atardecer rojizo en el que se suponía vendría, dejó paso a la noche y quiso pensar:
- Quizás con atardecer quiso decir anochecer- Pues tantas eran las ganas que tenía de verla.

La noche fue fría pero entre abrigo y cálidas esperanzas la paso, sentado allí, en el banco, hasta que el sol salio del otro costado del horizonte, como si hubiera estado jugando a esconderse tapándose el rostro con las manos.
- Bueno-se dijo el chico- lo más seguro es que me equivocara de día por la emoción, pero por estar seguro de que ella no llega con retraso y que si que era ayer, me quedaré esperando hasta el atardecer de hoy.

No se levantó, sin más ganas que las de verla no se atrevía a dejar aquel banco, podría haber ido a comer algo a una plaza próxima, pero y si... la sola idea de perder de vista el punto de encuentro le aterraba y no se movió.

El mediodía llegó y con él las cortas sombras que proyectaban todos los objetos, como si fueran una versión comprimida de si mismos. Las agujas del reloj se fueron dejando caer y la tarde hizo su entrada con el vuelo de una bandada de jóvenes gorriones y su música destartalada y cómica.

Algo se fracturo dentro del muchacho en aquel momento, pero él no quiso escuchar a la vez que silenciaba el dolor con un cruce de piernas que le sirvió de distracción.

Ustedes ya lo imaginan, demasiadas historias como esta les han contado, la muchacha nunca vino, no nos paremos en la crítica fácil, quizás nunca entendió la invitación, quizás el muchacho soñó que se la daba o le dijo que no y él no quiso entender o no entendió de veras.

Pero es tan bella la imagen; un hombre que se rompe por dentro, lleno de amor, un amor que le evita, el sueño, el hambre, el cansancio, la tristeza, y es solo por el amor que él siente, ¿se imaginan?, aun duró semanas antes de morir. Dicen los de la villa que no comió, ni bebió, ni hablo con nadie por no gastar energías cuando ya veía que no le quedaban muchas. Solo amor, solo amor y allí continuaba, aunque cada atardecer se rompía una viga, o una fina vidriera o quizás una columna o un arco de aquella catedral que llevaba dentro. Duró hasta que solo quedaron los cimientos.

¿Se imaginan? Si ella hubiera venido, si hubiera entrado y llegado al ábside dedicado a su imagen. ¡Que gran hombre habría podido ser aquel con tal amor correspondido!
Ella habría cuidado aquello desde dentro y a la vez habría sido custodiada con mimo. Los pies de aquel hombre nunca más habrían tocado el suelo alzado ahora por su ángel y la felicidad habría colmado a ambos, los dos dando, y recibiendo, que mágica energía la del amor correspondido, inabarcable.

Dicen que meses después, la muchacha en cuestión paso por allí, o al menos la que se suponía que fue objeto de tales atenciones, dicen también que era por la tarde y dicen, pues que por decir no ha de quedar, que por un problema en uno de sus zapatos la chica se sentó un instante en aquel banco. Una bandada de gorriones, su canto y el sonido de una lejana ventana haciéndose añicos dicen que acompañó a aquel momento. Después ella continuó su camino.




jueves, 3 de octubre de 2013

Aguapanela

A la vuelta de la esquina y después de haber estado hablando con el camarero de amores, desamores, deseos y devaneos el muchacho continuó su camino aun mirando para atrás con esa sonrisa de soñador que le caracterizaba y sin darse cuenta tropezó con aquella muchacha:

-¡Cuidado!

-Uis, perdona, ni te vi, casi la lío y tiro todo el aguapanela calentito...

-¿Aguapanela?¿y eso qué es? preguntó ella jueguetona... déjame adivinar ¿agua con panela?

-Muy perspicaz. Y limón, ¿no lo conoces?¿cómo no lo conoces? Anda prueba...-dijo cabeceando contrariado y ofreciéndole el vaso.

Y ella probo; pero no solo el acaramelado gusto de aquel azúcar de caña, si no que en aquel sorbo aquel muchacho le dio también su mirada encantadora y su tacto suave en el paso de aquel sencillo vaso que sin imaginárselo jamás antes estaba presenciando la magia de un encuentro en torno a él en su efímera vida antes de la papelera.

-¿Te gusta?

-Si... Es como un té ¿no?

-Bueno, algo como una infusión, me gusta en los días fríos, me templa el cuerpo y el espíritu y además...

El espíritu; podía decirse que el de ella no estaba allí ya, o de cierto modo estaba, pero fuera, cual viaje astral pero para quedarse simplemente mirando lo que le pasaba y deseando enormemente prolongar aquel mágico momento en el que se veía a si misma frente a aquel chico con su vaso caliente mas que cogido abrazado sin siquiera escucharlo pues era como un foco de energía radiante que enmudecía todos los sentidos que no fueran inclasificables.

-... a si que es por eso que siempre la tomo.

-Aham- asintió ella como descendiendo.

-Ahora me tengo que ir a clase. Nos vemos por aquí.

-Si- parpadeó- nos vemos por aquí.




-...

lunes, 12 de agosto de 2013

Descanso

Todo el café con sal no provoca el vómito de esta negrura, de este fango, esta ciénaga que se arrastra dentro de mi. Se aferra a mi con raíces oscuras como la médula del diablo que se contorsionan haciendo presa a todo bajo mi piel. No hay respuestas, esperanzas o finales que aun siendo fatales den por zanjado el asunto, y eso, el ver que el comienzo está ya tan lejos y que el final no se asoma, es lo que hace de cada dentellada la más insufrible de todas antes de que llegue la siguiente, que no tarda nunca demasiado.

No hay lágrimas, no hay sudor, es un dolor silencioso, no expuesto, se grita en el abdomen y se llora con los dientes, se pide clemencia con los ojos cerrados, crispados los parpados de tensión.

Camino una eternidad con los pies sangrantes pero inconsciente de todo lo demás que no es la lenta tumba que llevo dentro, el resto no pesa, no mata tan mal, no distrae lo suficiente y atormenta sin estilo, sin guión.

Pero dentro de mi no, la organizada opacidad en el vientre me llena y golpea escrupulosamente a jornada completa y sin descanso, insaciable del producto que crea, mi dolor, no se permite no ser eficiente para su propia causa.

No hay fin, los pies que ya son solo grietas de sangre caminan y el rojo horizonte siempre va por delante; maldito, se escapa, como el descanso que deja la muerte.


martes, 9 de julio de 2013

Contenedor de basura

No soy nada que sea constante, no tengo siempre la misma sombra, no doy los mismos pasos.
Fracasé en prometerte cosas, no he dado lo que no tengo y he perdido la paciencia.
Todo sería más fácil, pero solo será menos difícil. No tengo respuestas, me sorprendo, no quiero responder ahora. El espejo se niega, la barandilla me ha esquivado. No recupero el aliento, aun no, porque no estoy respirando. Soy extranjero en la belleza, no me entiende. No se de nada que pueda ayudarte, ayudarme; me estoy reconstruyendo, inseguridad. Hay un momento que llega, emana calor, responsabilidad. No soy especial si solo lo pienso yo. No soy para nadie. Oportunidad guiada, oportunidad intuida, desorientación. Defraudado, insultado, indignado, asqueado, lagrimas por detrás de los ojos. Mierda, mucha mierda. Dolores, cansancio, desánimo, pena. No entiendo nada. No quiero entender. Odio, si, odio a lo ilegitimo, lo desleal, falso, mediocre, autocompasivo, falaz, manipulador, venenoso.

Desanudar, lavar la cuerda, destensar, calmar, sanar, dormir;quiero volver a soñar.

lunes, 8 de julio de 2013

Películas vacias

¿Cual es el eslogan de una vida?
¿la música de tu historia?
¿tu frase lapidaria?
¿Cuantas balas enemigas fallan?;
¿hay trailler de lo que viene ahora?
¿cuantos giros en la trama?
¿cuantas escenas de cama?
¿cuantos fundidos en negro
antes de un nuevo mañana?
¿cuantas cosas nos perdemos
en estas dos horas vanas?

lunes, 7 de enero de 2013

Puertas

Cada vez que me voy algo me dejo 
y cuando regreso ya no esta ahí
y no por quejarme me quejo
pues siempre son cosas de mi.

En el dintel de la puerta un jirón
de niño me deje al salir
y al volver a por el balón adentro
mi niñez ya no estaba allí.

Creí que lo había entendido
creí que podría vivir
más ahora me atormenta
la idea de descubrir
que al volver de un viaje a la puerta
te haya perdido a ti.