martes, 30 de marzo de 2010

Regreso


Viaje para acá y viaje para allá, nunca estar en ningún sitio y si se está tener la cabeza en otro lado, horas asesinadas cruelmente dejándolas caer en la vía del tren o bajo la rueda del autobús en el que nos movemos en una dirección en la que desde nuestra inmensa ignorancia de viajeros dependientes de aparatos, señalizaciones y vías de servicio no sabemos movernos ni siquiera con el acierto de un beduino del desierto ciego.

Horas menores de edad también secuestradas o perdidas en estaciones o que las ves pasar y llevan otra ropa, otro color de pelo; esperando a que a un lugar le acompañe un numero, esperando a que nos digan donde esperar.

- ¿Para qué tanta agonía con descuento de carné joven?-Para volver.

Pues no importa lo lejos que vayas o las silabas que tenga en su nombre el lugar a donde quieres ir, no importa lo bellas que son algunas secretas calles de ese sitio o lo mágica que se vuelve su muralla cuando en invierno la cubre un manto blanco, no importa el aire helado que purifica tu alma al salir de la estación incluso en primavera, mil millones de cosas más y no importan, detalles de cada viaje y de cada viajero.

La esencica es el regreso, encontrar donde poner un punto a parte o seguido en todo lo anterior, cerrar un circulo grande o uno menor, disfrutar intensa y furtivamente del breve instante de tiempo que separa la inspiración de la espiración de nuestro devenir, cuando parece suspenderse el tiempo. Pues el corazón no va a parar de latir hasta el final pero tampoco echará en falta esos instantes que le robamos al sistema en los que aprovechamos para lamernos las heridas ver que atrás todo fue bien y limpiar las lentes para trazar correctamente la curva del siguiente círculo.

martes, 23 de marzo de 2010

Ha vuelto, he vuelto.



Ella ha vuelto, estuve recordándola largas noches, observando las calles blancas a través de mi ventana, llorando la caída de hojas que no volverán a caer; envuelto en mi abrigo al caminar contra el viento que me desgasta poco a poco, como a una duna de finas partículas de existencia.

No ha vuelto para quedarse, nunca lo hace, pero vivo el ahora, olfateo su fragancia, sus mil fragancias, la observo ¡que bella es! Sus cabellos áureos me envuelven ¿infinitos?, no me lo pregunto, su calor me nubla la mente, solo deseo que no se vaya nunca, y lo hará , la emoción contenida hasta su llegada me llena de golpe el pecho y temo, por un segundo, morir de felicidad.

Han vuelto sus ojos verdes llenos de vida y no puedo parar de mirarlos, están en todas partes, en todas ellas…

Son vida, esperanza, renacer de almas cansadas, húmedos de rocio de mañanas que llegan después de frescas noches, me miran y tiemblo como un adolescente con su primer beso, mi primer beso…

Sus vestidos son de tantos colores infatigables de florecer que no descubro todos cada vez que la veo y entonces se que nunca me cansaré de observarla entrar por el marco que deja atrás otro otoño cansado de morir.

Ella me enseña la vida, la magia de la ilusión de estar aquí como si siempre fuera por primera vez, por última vez…

Ella me enseña cada vez que viene a besar y a amar con la mirada, a perdonar con una caricia; limpia de mi corazón el alquitrán del odio que a veces lo mata.

Ella hace todo esto y todo esto se me olvida cuando se va; su desbocado hermano viene siempre cuando ella marcha abrasando todo para repetírmelo, veloz, ansioso, sudoroso; pero a él las palabras se le superponen con un exceso de energía, con un calor que quema y pierdo el mensaje, cada vez.

Ahora eso no me preocupa, ella está aquí conmigo, hoy dormiré con ella, hoy la
Primavera vuelve a estar conmigo, vuelvo a ser feliz junto a ella.

Hasta que se me olvide.

viernes, 5 de marzo de 2010

Soneto reptante



Sagaz susurrar de vocablos,
sibilino sabueso verbal,
babosa viviendo si hablo,
resbalando en sus babas de sal.

Soga sadista, silenciosa,
severa, voraz, sigilosa.
Absurdo se sabe basado
en sombras sutiles, nada.

Por tanto ataca cortando tu carne,
tocando su timbre hiriente tu sangre,
te escupe veneno que mata tu mente.

Para huir entonces, amigo, ya es tarde,
te cubre, tapiza tu cuerpo de mugre.
Has muerto, no hay vida; paulatinamente.