domingo, 15 de abril de 2012

Fotografías de lo imborrable


Era cualquier noche de un año que ahora solo existe en la memoria de algunos, un año maravilloso por tantas razones.

Como decía era cualquier noche de aquel año y en la ciudad del viento, el frió aullaba fuera acariciando las ventanas con su sibilina voz.

Era aquel salón de paredes de cristal igualmente ajeno para los dos cuerpos que yacían cubiertos por una manta, dormidos en un pequeño sofá que albergaba acurrucado en una de sus paredes. Y tímidas eran las velas que luchaban por golpear con su luz a cada sombra, vencido ya su avatar, convertido, otrora fuego fulgurante, en polvo y cenizas, allá, en la chimenea.

Bandejas saqueadas y platos vacíos adornaban la superficie de la larga mesa que ocupaba el centro de la estancia y una botella de lambrusco reposaba desangrada por un crimen pasional.

Y cuando el viento no gritaba se escuchaban dos respiraciones que a veces eran solo una.

viernes, 13 de abril de 2012

Nuevo balance


De qué sucede si la persona equivocada llega al lugar equivocado tenemos muchos ejemplos en los tiempos que nos toca vivir. Cierto es que llevo teniendo esta sensación mucho tiempo y que he tenido que aprender a hacer retroceder a gente en el cargo que desempeñaba, hablo, para que no se me mal interprete, en el ámbito personal, hablo de uno de los efectos de la decepción, hablo de cuando pides a un amigo que dimita de su cargo.

Pero tranquilos, casi siempre escribo sobre cosas frías, pues en caliente el corrector del Word no me suele entender lo que escribo y además no me gustan los culebrones, será porque me picara una víbora cuando era “chiquito” que dicen en Latinoamérica.

Pero también está el otro lado de la moneda y quizás la razón por la que no haya escrito antes es porque no lo tenía para enfrentarlo a este lado oscuro del que he comenzado escribiendo.

Hablo en este caso de los nuevos descubrimientos, de las personas que damos por “conocidas” floreciendo en una segunda primavera (suena flower power pero así se va a quedar) en la que no es que nos muestren su mejor cara, simplemente es que nosotros la vemos. En definitiva no es esto más que un pequeño estandarte que llevaba tiempo queriendo enarbolar pero me faltaban convicciones, hechos. Estos han venido recientemente a mí. Y ahora lo puedo volver a decir (aunque por lo que parece ser la experiencia, podría tirarme añadiéndole matices a la frase): “Tengo una tendencia positivista con hacia las personas”.

Ok, no has sido un “Confió en la gente” o un “El ser humano es bueno en esencia” pero es un logro, os lo aseguro.