viernes, 13 de abril de 2012

Nuevo balance


De qué sucede si la persona equivocada llega al lugar equivocado tenemos muchos ejemplos en los tiempos que nos toca vivir. Cierto es que llevo teniendo esta sensación mucho tiempo y que he tenido que aprender a hacer retroceder a gente en el cargo que desempeñaba, hablo, para que no se me mal interprete, en el ámbito personal, hablo de uno de los efectos de la decepción, hablo de cuando pides a un amigo que dimita de su cargo.

Pero tranquilos, casi siempre escribo sobre cosas frías, pues en caliente el corrector del Word no me suele entender lo que escribo y además no me gustan los culebrones, será porque me picara una víbora cuando era “chiquito” que dicen en Latinoamérica.

Pero también está el otro lado de la moneda y quizás la razón por la que no haya escrito antes es porque no lo tenía para enfrentarlo a este lado oscuro del que he comenzado escribiendo.

Hablo en este caso de los nuevos descubrimientos, de las personas que damos por “conocidas” floreciendo en una segunda primavera (suena flower power pero así se va a quedar) en la que no es que nos muestren su mejor cara, simplemente es que nosotros la vemos. En definitiva no es esto más que un pequeño estandarte que llevaba tiempo queriendo enarbolar pero me faltaban convicciones, hechos. Estos han venido recientemente a mí. Y ahora lo puedo volver a decir (aunque por lo que parece ser la experiencia, podría tirarme añadiéndole matices a la frase): “Tengo una tendencia positivista con hacia las personas”.

Ok, no has sido un “Confió en la gente” o un “El ser humano es bueno en esencia” pero es un logro, os lo aseguro.

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