jueves, 4 de agosto de 2011

Presunción de felicidad


Presunción, que bella palabra, casi como un nombre de mujer pero con una carga de corrección política que haría que la pobre que se llamara así muriese de pena. Y es que presunción ya casi nadie lo asocia con ese tipo galán, estirado, chulapo y vanidoso, el presuntuoso; demasiado retorcido. Y en estos tiempos que corren en los que con tanto cambio educativo (soñemos que para bien) los primeros que no saben muy bien en que instruir son los maestros nos encontraríamos con que alguien henchido de orgullo de ver que tantas horas delante de un sofisticado aparato que emite imágenes y sonidos y que lucha por hacerse tan fino que en el futuro venga incorporado en las paredes de las casas que no podremos comprar diga que no viene a cuento que le llames inocente.

Pues es tal el impacto de esta palabra en nuestras sienes que todos, como si de licenciados en derecho se tratase, gustamos de usar este palabro si la situación invita, haciendo con ello subir el postín de la conversación y atrayendo las miradas envidiosas de todos aquellos que, demasiado torpes, no vieron ese lugar propicio para llenar su boca de dicho tecnicismo y de admiración de aquellos que no vieron suficientes telediarios como para estar al tanto de tal verbal manjar.

Así pues por presunción (Afirmación que la ley da por cierta si no existe prueba en contra) somos todo lo que decimos y en cierto modo hacemos todo lo posible porque la “ley” no pueda demostrar lo contrario. Pero lo hacemos sin convencimiento, nosotros mismos (Ese superyó dividido por Freud: La "conciencia moral" que se refiere a la capacidad para la autoevaluación, la crítica y el reproche. “El ideal del yo” que es una autoimagen ideal que consta de conductas aprobadas y recompensadas.)conocemos las dos partes de nuestro ser.

De ahí que la presunción de felicidad solo sea emitida hacia el exterior sin ningún tipo de valor real para nosotros mismos.

Nos educan en que tenemos que ser felices pero no nos dicen cómo ni que es la felicidad y si eso fuera demasiado quizás bastara con que nos dijeran como buscar la nuestra propia pero no lo hacen, es un bien que se perdió en la inmensidad de humanos y siglos que nos anteceden. Solo logramos salvar los finales de frase: …para ser feliz, …y lo más importante es que seas feliz, …felicidad, lo que antecede a esto suele ser una marabunta de paparruchas que nos confunden y nos atrapan en su mentira de la peor manera, viviéndola.

Y así es como comenzamos a comprar 4x4 que prometen “te llevará al fin del mundo”,ropas de deportistas para ser atléticos, ropa de modelos para ser atractivos, yogures digestivos para estar sanos, niños apadrinados para ser buenos o revistas de ciencia para ser listos. Pero recuerda, una parte de ti lo sabe, la clave de la felicidad se nos perdió en el camino y no somos ni seremos jamás aventureros por tener un 4x4 ni atléticos o atractivos por la ropa, a tu cuerpo no le hace milagros ese dichoso yogurt, tu lavado de conciencia mensual por un módico precio no es suficiente y tú no sabes un carajo de nada aunque aciertes todas las preguntas del test de inteligencia y sabiduría que compras cada mes para asegurarte de que sigues siendo un genio; eso, eso no son más que parches de felicidad, creaciones de este nuestro sistema pues la gran mentira es que te dicen que seas algo que nadie está dispuesto a enseñarte a ser, probablemente y en gran medida porque tu felicidad no es rentable.

martes, 2 de agosto de 2011

No es más que un juego

http://open.spotify.com/track/7rUnmB5V92x5HbHyjadB5s

No es onírico recuerdo,
en el pecho real, presente,
el dolor nunca me miente
pues a golpes le he escuchado.

-¿Es transitoria locura?-


Sentir que no echo de menos,
llorar por sentir tu ternura,
pensar que mejor es no vernos
o en un viaje “pa”dos a la Luna.

Qué se yo que pensar ya
si las cosas así vienen dadas.
Demasiado parecido el modo
a estar tragando metralla.
Mis cartas están mostradas
con todo perdido o ganado.

-Mañana la revancha-