sábado, 13 de junio de 2015

Reflexión

Necesito escribir, como todos necesito estampar mis verdades, organizar las fotografías de la búsqueda, la última vez que se me diera por desaparecido.

Es dificil recostruir el pasado pensando que va a servir para prevenir el futuro, es dificil y además inútil. Ya lo he hecho otra vez, mismos elementos, mismo tiempo, muy similar caso. Y la verdad tengo que decir que de las cosas a las que me enfrenté después muchas fueron nuevas, de tal manera que distorsionaron el mapa que me había preparado y que las que ya eran como predije estaban en mis genes y no necesitaban ser pensadas.

Intentamos perder la capacidad de sorpresa, en mi particular forma de ver el mundo que aun trato de entender, esta es una de las cosas que a veces intuyo con más fuerza. Lo llamamos madurar, nos hace querer anticipar y que de esa anticipación surgan las buenas decisiones. Pero es una fantasía.

La incertidumbre forma parte congenita de la toma de decisiones, de la ruptura con la rutina, y la experiencia es solo un valor para los micros universos que se repetiran en ese cambio más global. Para ellos siempre servirá el conocimiento acumulado, así no toman nuestra energía, pues tenemos un automatismo que funciona.
Pero si estamos generando un cambio global, hay tantas cosas que no responderán a ningún conocimiento adquirido, que nos agotarán, mermarán nuestras horas de sueño con preocupaciones y ocuparán nuestra mente con cavilaciones, pero vuelvo a recalcar, estas no son anticipadas, son fruto de la inmersión en esa nueva experiencia, pues como defiendo, las del otro tipo son inocuas por carecer de datos reales y coformarse de meras conjeturas y nada "in situ".

No alargo la reflexión por que no tengo conclusión, simplemente hago una fotografía, aun estoy lejos de entender un amanecer aun si a veces creo que lo retrato.

martes, 9 de junio de 2015

Escena I


Sus labios hablaban futuro
y él todo comprendia.
Hablaban de naipes de arena
mientras se humedecian.
Un críptico piano enlataba
fanáticas melodias
y el hombre embobado miraba
los labios que se movian.