Fin del tercer acto

"Sonidos lejanos pero familiares, no quiero mirar atrás, es un abismo sobrecogedor ahora, después de tanto tiempo."

Parezco siempre tan triste, apesadumbrado, cansado de no estar bien; solo son los momentos que elijo para escribir, solo son las veces, y siempre son tantas, en las que miro adelante y me asusto, miro a los lados y me empequeñezco o miro atrás y lloro escasas pero paulatinas lagrimas que rasgan mis mejillas.

Esta es una de esas veces, la gélida mano del comienzo me ha explicado que cuando empecé ya estaba terminando, sus esporádicas toses, hablo de Mimi, me intentaron avisar, de nada sirve mi amor por cada instante, no puedo prolongar el ahora más allá del momento en el que sucede (¡ah! si pudiera tan siquiera hacer que sucediera, tantas veces tan cobarde), tan solo queda recordar el ayer. Alegre, en su postrero lecho en vida, ríe pues sabe que es mejor pasar alegre los últimos momentos de una existencia efímera cargada de dudas y aciertos en la memoria.

Alegre me obligo a mirar ahora los anteriores tres actos, largos como tres años, miro a los lados y me crezco y miro al frente y sonrío con una fuerza que me viene desde el estomago que me empuja a crecer y hacer un mejor ahora que en el futuro será un alegre pasado.

Y aun con todo lloro.