domingo, 29 de agosto de 2010

Otra espera

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Estoy a la espera, esas largas temporadas de espera a veces.

Esperar a que acabe algo, esperar a que comience y mientras tanto ¿qué? ¿se reduce la emoción al cambio?¿no somos acaso seres de costumbres?
La monotonía nos pesa, nos agota nos recorta y nos hace pequeñas miniaturas de lo que podríamos haber sido que caben en la estrecha caja de la rutina, caja que por otro lado confeccionamos día a día.

Entonces ¿Por qué no prescindir de la rutina?

La necesitamos; es una herramienta creada para ordenar nuestras locas cabezas, todos locos buscamos marcas, hacemos señales en lo que nos rodea, le ponemos nombres y nos familiarizamos con ellos, nos decimos que eso está ahí, nos decimos que hay algo estable pese a lo que pueda querer nuestra impetuosa imaginación, la decimos con que puede jugar y con que no. Y ahí radica un problema, ¿cómo sabemos qué si y qué no? Experimentamos, sí pero sobre todo copiamos, observamos y hacemos nuestros los comportamientos de otros, es más sencillo que ensayar y probar, pero ¿desde cuándo se puede llevar arrastrando un error infinitas veces repetido?

Me cuestiono mi rutina últimamente ¿Qué cambiaria?¿por qué?¿qué quiero mantener conmigo?¿por qué? Estas preguntas solo se las hace uno y las responde solo también, de cierto modo eres parte de la rutina de otros y ellos no esperan que cambies. Es un camino de introspección y una batalla en soledad.

Solo depende de mí, solo depende de ti.

Entiendo entonces que hay que ir avanzando de rutina en rutina, una nos lleva a buscar el siguiente nivel de orden que necesitamos o deseamos si esta creada de una manera personal y única. Y al contrario, si nos vemos dentro de acontecimientos que parece que se suceden inevitablemente como si no dependieran de nosotros, sentimos también estancamiento, días iguales a otros, no en el sentido de realizar similares actividades si no que no percibimos un desarrollo interno creo que debemos cuestionarnos que estamos haciendo y si es lo que nosotros elegimos.

El cauce del arroyo es el fin que queremos alcanzar, las aguas la rutina que usamos para alcanzarlo, desgastando su fondo paulatinamente con su paso acoplándose inmediatamente al cambio que acaban de realizar. Aguas estancadas no desgastaran jamás el lecho del arroyo, lo ensucian y perdemos la claridad de lo que buscamos.

“Estoy a la espera del próximo tren, llevo tiempo en esta estación que ya me empieza a pesar, me agota”

1 comentario:

  1. Que no escriba no significa que no lea ;)

    Así que justamente eso es lo que necesito, cambiar de rutina. Cambiar los apuntes en francés por largas filosofías/comeduras de coco en abulense.. y a ser posible intercalando también un poco de frases en mi clave de fa.. eso necesito, sí.

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