miércoles, 3 de febrero de 2010

Delator frustrado

-Creo que tengo eso que los psicólogos llaman ”síndrome del delator frustrado”

-¡Hostia!, ¿y eso es malo?, si yo te veo mejor que nunca, estás desbocado.

- Ya bueno es que por lo visto eso es parte de la tabla sintomática del síndrome en cuestión

-¿y de que te has chivado para tener eso? Yo te conozco de hace años y pondría la mano en el fuego a que a ti no te pega lo de soplon.

- Yo lo entiendo peor que tu, lo del nombre, pero resulta que consiste en una contraposición de angustia y relajación que genera cierta bipolaridad… o algo asi.

-Vaya pamplinas se montan esos tipos con tal de justificar un puesto bien remunerado, antes no había tanto psicólogo ni tanta necesidad de ir a que le quitaran a uno los cuartos de maneras tan elegantes, uno se quita las tonterías a base vida, es lo que digo yo, la vida es la que te enseña, si la gente viviera más, si miraran viendo un poco más, menos tonterías les entrarían en la cabeza ya que la tendrían repleta de los detalles que les rodean a cada segundo, cada instante y en cualquier lugar.

- Si eso pienso yo. Pero ya ves tú, baja por inestabilidad, y que tengo que ir al
psicólogo.
Pero bueno que lo que tengo por lo visto se llama así por el primero que lo tuvo, que fue un soplón, de los de la mafia, la cosa nostra , la familia y esas cosas.

Me dijo Ramiro, mi psicólogo, que este hombre fue a darle un chivatazo al don como había hecho siempre. Años y años sonsacando informaciones, escuchando en los pasillos tras las puertas buscando traidores habían hecho de él un insuperable en su clase.

Me dijo que tenía que entender que en el caso de este sujeto, tras décadas de hacer esa labor, había encontrado en el castigo o la aniquilación de los delatados cierto placer, como si el fin último de sus pesquisas no fuera ya hacer mas fuerte a la familia a la que servía, sino mas bien el placer de sentirse impartidor de justicia en cierta medida sin ser el brazo ejecutor.

Sucedió, en el caso que ocupa a la psicología, que en ese, su último chivatazo, el don estaba en una etapa conciliadora pues dada su elevada edad quería irse al hoyo dejando cierta paz entre los clanes y las familias y no reaccionó como él esperaba, diciendo que lo ponderaría pero dando a entender que no realizaría ninguna acción drástica.

Es decir, el soplón descargo una potencialmente potente información frente a alguien, en un momento determinado, esperando una determinada reacción dado quien era ese alguien. Radica el problema en que tras años de rutina la imagen mental de la reacción imaginada era tan fuerte que no pudo ser solapada por la reacción real y el soplón entro en una tremenda crisis de identidad ya que sintió una tremenda liberación consecuencia de soltar aquel lastre que eran siempre aquellos secretos a la vez que una desmedida frustración por no cumplirse lo esperado. Terminó cayendo en una depresión de la que salía a oleadas con ataques de pletórica alegría. Solo logro superar aquello metiéndose un tiro en la cabeza.

-Pues a mi me suena a milonga, ¿qué quieres que te diga?

-Y a mí, pero ¿qué quieres que te diga yo?, de baja ando…

-Vamos a ver si lo he entendido; entonces… tu tenias cierta información de potencial valor… se la diste a alguien ¿importante?, pero la reacción de ese alguien no concordó con la que esperabas, no solo eso, si no que no tuvo nada que ver con cualquiera imaginable y tu no asimilaste la contrariedad entre lo esperado y lo sucedido, ¿no?.

-Pareces psicólogo macho, hablas sin decir nada.

-¿No le dirías a Joaquín que te subiera el sueldo?

-¡No!

-¿Entonces?

-Yo que se… será por la tabla sintomática esa, el de donde viene no debe ser importante…

-Ya claro…

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