domingo, 20 de febrero de 2011

En la huella del adiós

Que mal se me dan las despedidas.

El nudo en el estómago, la saliba que no consigo tragar, los dientes apretados en un vano intento de contener esa lágrima que nunca brota, esa que se queda en la cuenca del ojo y que siempre crees poder disimular pasándote rápidamente el dorso de la mano.
Pero lo cierto es que no, la tristeza siempre se me leyó bien en el rostro y el disimularla no se me da, aunque tampoco quiera esconderla, no nos confundamos.

Te estoy diciendo adiós aunque mañana te veré, estoy desplegando este pañuelo blanco en el andén de una estación desierta en la que te despediré en otro momento, estoy, en fin, anticipando aquí, en soledad, todas esas cosas que no quiero que veas, todas esas tristezas que me traerán al corazón tan buenos recuerdos que pasé contigo.

Cómo bailamos, como me enseñaste que con pasión también se puede desgarrar el silencio, como me dejaste sentir tus curvas, como me agotaste y como disfruté de aquel cansancio. Como de alguna manera creamos juntos hermosos momentos que ya pasaron, que ya pasaron…

Ahora me voy, y aunque creo que tu tampoco te quedarás espero que te vaya muy bien allí, en el recuerdo de cada uno.

Esta despedida me parece tanto un preludio de una de la que temo su llegada que prefiero no alargarla más.

-¡Adiós!

-¡Adiós!

(porque al fin y al cabo el tango no es de nadie)

http://open.spotify.com/track/5PyxZ9b0JhNkdMuxpJaCQN

2 comentarios:

  1. Adri, se me cae una lágrima al leer esto, y más caerán cuando recuerde esos momentos que nos están uniendo este año. Espero que nunca llegue ese momento, pero si llega (porque la vida sigue) los recuerdos estarán ahí, aunque pasaron...


    -j M-

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  2. No caigas en la amarga y a veces hermosa tentación de verte fuera del presente. Aún no has despertado: sigue soñando mientras puedas.

    B.

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