lunes, 12 de octubre de 2009

Beber


Ocupado en nada de provecho hoy me dio por fijarme en alguna de las cosas que hice ya millones de veces antes.

Bebiendo sentí el balanceo del agua dentro del vaso, percibí su temperatura en cada una de mis yemas y besé su borde frio para que su frágil contenido se deslizase a mi boca.

Dejé el vaso vacio en la mesilla mientras paladeaba el instante de paz que aquel trago me otorgaba como si de un elixir mágico se tratase.

Cerré los ojos y respire pausada y profundamente varias veces imaginando el viaje del aire que entra y sale de mis pulmones.

Dormí.

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