lunes, 12 de octubre de 2015

Perdida

...te veo, toda hermosa, cómo manejas el gesto. Tú cabello calculado cubre un porcentaje exacto de tu rostro y todo lo que se deja ver es radiante. Qué ángulo para tan expontaneo retrato, te insertas en mi retina sin dolor, como si estuviera sedado por tu afrodisiaco halo. Qué colores en tus pómulos, qué mejillas de seda que acarician la luz que se posa en ellas. Cejas trazadas por un artista que dejó inmortalizada la picardía tras una buscada asimetría incitante en tu ademán. Tus labios me besan los ojos con sus cristalinas curvas, con su oleaje palpitante que rompe jugando a ser devorado sensualmente por tu sonrisa hipnótica. La linea de tu nariz es una linda cordillera culminada por las nieves perpetuas de la dulzura que divide tu rostro en amaneceres y ocasos de pasión. Y al llegar a tus ojos me quedo parado alli, pues pretendo encontrarte, quiero mirar mas allá del magnífico color que ostentan, te busco en ese agujero de gusano, el brillo de la creación ha de estar ahí. Sigo escrutando en esa oscuridad inmensa, un frio abismal me invade, han descontectado el cable, la luz que debía deslumbrarme tintinea debilmente y desaparece en la inmesidad, allí a lo lejos. Salgo como puedo de allí, braceo, el pánico de quedar allí casi me paraliza. Miro hacia atrás mientras corro, comienzo a entender, la policia científica ya ha estado allí, el contorno de tus ojos no es rimel sino las siluetas de la inteligencia hallada sin vida. Ahora todo cobra sentido, toda tu mímica, toda tu pose, tu farandula, toda una mentira que desvie la atención del crimen atroz que empezaste a cometer hace años. Tú la mataste...
-Vamos, que era tonta.

-Perdida. Paso de volver a quedar por el Tinder.

-Es bien.

No hay comentarios:

Publicar un comentario